La cantora y actriz mapuche nos abrió las puertas de su casa para charlar sobre su próxima actuación en Cosquín, el domingo 23 de enero. Habló sobre sus obras de teatro y también se refirió a la actualidad del pueblo mapuche
Es casi la una de la tarde y Luisa Calcumil nos atiende en su casa de Barrio San Martín con un vaso de agua fresca para aliviar un poco el calor del mediodía. Antes de comenzar la charla quiere que conozcamos “su lugar”, porque asegura que así se conoce un poquito más a las personas.
El recorrido de un pasillo angosto nos lleva a la mágica sala de teatro donde Luisa pasa gran parte de sus horas actuando y cantando. A unos pasos está el patio, lugar habitado por objetos antiguos y punto de encuentro de las comunidades mapuches en reiteradas ocasiones.
La cantora sureña (así le gusta que la llamen) cuenta que su casa siempre es un espacio abierto para las reuniones. Una vez finalizado el recorrido comienza la entrevista...
- ¿Cómo surgió la posibilidad de participar en el Festival Cosquin 2011?
La invitación me llegó por parte del Secretario de Cultura de Río Negro y de los coordinadores que fueron elegidos para armar la delegación de la provincia. Los artistas que van son los que fueron seleccionados en el Festival Provincial de Folclore que se realizó en Choele Choel hace unos meses. Hay grupos de malambo, de danza, va a estar el grupo vocal Fisque Menuco, Cristian Rojas de Viedma, y otros músicos de nuestra provincia.
- ¿Hay mucha expectativa en esta presentación?
Más que expectativa mucha responsabilidad de representar a nuestra provincia que es tan rica, tan diversa y que tiene tantas vertientes del mar a la cordillera y del Norte al Sur. Tenemos mucho para decir, mucho porque luchar todavía y el hecho de cantar para todo el país (porque esto va a ser televisado para toda la Argentina) es una gran alegría.
Saber que en cada rincón del país me van a estar mirando, porque la gente cuando voy a Salta, Formosa me dice contenta ¡Luisa te vimos en la tele! y yo siento que es como si hubiésemos estado juntos ahí, esa sensación es la que me conmueve.
- ¿Cuántas veces participaste en Cosquín?
Y… esta debe ser la cuarta o quinta vez que voy. He llegado de distintas maneras, la primera vez que fui me acuerdo que me llevaron compañeros rionegrinos, el Grupo Contrapunto fue invitado y ellos dijeron: vamos a ir pero vamos a invitar a Luisa Calcumil. Ese reconocimiento por parte de los colegas es maravilloso.
-¿ Y a qué edad empezó tu pasión por la música?
En realidad yo no se si es tanto pasión, yo trato de usar términos como más livianitos, no por el descompromiso, sino por la espontaneidad que creo, es la génesis del canto popular y la necesidad no tanto de exaltación sino de comunicarse con el otro.
Yo siempre digo que no soy cantante, soy una cantora. Canto para que la gente humilde vuelva a cantar, para que aquel que tenga la necesidad de expresarse lo pueda hacer.
Y esas ganas de cantar estuvieron siempre, desde niña. En esa época existía sólo la radio y tuve la oportunidad de escuchar canciones del litoral, de La Quebrada, de Cuyo.
- ¿En qué te inspiras para componer los temas?
La necesidad es siempre expresar el paisaje, las sensaciones del lugar al que pertenezco. El sector de las raíces campesinas, el sector humilde. Busco pintar nuestro paisaje. También me gusta cantarle al hombre, a la mujer y a nosotros mismos.
- ¿Por qué te gusta definirte como una “cantora sureña”?
Hay palabras que me son como más abiertas y que fluyen en la comunicación .Yo siento y digo que soy una cantora mapuche, una cantora sureña. Para mi la palabra sureña me permite llegar como más lejos y de manera más amplia, también de manera más cercana a quienes tienen una vida… no digo silenciosa, pero a esos que tienen un lenguaje menos prepotente, y esa no prepotencia permite que otros se sientan identificados con ese mensaje que yo llevo.
- Contáme un poco de tu faceta como actriz, ¿cómo haces para dividirte entre la música y el teatro?
Son dos cosas que van juntitas, una nutre a la otra. Yo tengo un repertorio de cinco propuestas teatrales que nunca están agotadas gracias a la gente que las mantiene vigentes. “Es bueno mirarse en la propia sombra” es una obra que estrené en 1987 y todavía es muy solicitada. Este año me invitaron a hacerla en tres lugares diferentes y es algo que todavía me sorprende, después de tanto tiempo que la gente las siga pidiendo. Yo voy con los espectáculos a los lugares donde me llaman, mi gente paisana ha ido conociendo las obras y ellos mismos han organizado funciones en escuelas, albergues, parajes. Eso de llegar a los lugares llevados por ellos es la mejor satisfacción, la mejor tranquilidad, la fuerza mas lúcida y transparente de que mi trabajo tiene un sentido y ese sentido se lo da mi gente.
- La última, ¿Cómo ves los derechos del pueblo mapuche en la actualidad?
Indudablemente creo que se ha avanzado, pero todavía falta que podamos escuchar con mayor profundidad y tiempo a la voz del campo. Falta escuchar a esos hombres y mujeres que están en la Cordillera, que están en el campo de toda la vida y que tienen su destino ahí. Falta profundizar la voz de hombres y mujeres mayores, que se reconozca su existencia en el campo, sus trabajos, sus esfuerzos y sabiduría.
Si bien se ha avanzado mucho en la organización, todavía falta…está claro que el trabajo del tejido, aun no está reconocido y es visto como algo artesanal, pero quienes tenemos la necesidad de ese sentimiento y una formación profunda en la cultura mapuche sabemos que eso es más que una artesanía.
- Esta nota fue realizada el 21/1/2011 para el diario Roca Digital.
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