La historia de un cantautor patagónico

Cuando escuché por primera vez a José Luis Alvarez tenía la melena de un perro caniche y le llegaba casi hasta la cintura. Estoy hablando de más o menos hace cinco años atrás. Este joven músico de melena larga, ahora ya no tan joven y de pelo corto, creció en las chacras de esta ciudad, quizá sea por eso que las letras de sus canciones reflejan con tanta claridad la vida en el Alto Valle.

Jose Luis Alvarez recorrió varios lugares con su guitarra y su canto. Es difícil encasillar su música en un género, el habla de una mezcla de ritmos en el que incluye el folclore, el rock, la zamba, la bossa nova y hasta algún tanguito. Las letras de sus canciones tienen que ver con experiencias propias de la vida, con historias de otras personas que trabajan en la cosecha de la fruta, o con paisajes que nos ofrece la región patagónica.

Alvarez dio sus primeros pasos en la música cuando tenía 18 años aprendiendo temas de rock nacional y canciones folclóricas. Comenzó tocando en peñas folclóricas, festivales, bares, teatros, bibliotecas, fábricas, facultades, sindicatos, barrios, escuelas y programas radiales. Así, de a poquito y llevando su música a todos los lugares donde fuese posible, José Luis Alvarez fue creciendo y haciéndose conocido en el ambiente de los músicos patagónicos.

Profesor de Música y casi Licenciado en Comunicación Social (le falta la tesis) , José Luis Alvarez ha decidido vivir del canto y la música con todo lo que eso implica. Guitarra al hombro y siempre dispuesto a participar en recitales solidarios, el muchacho se define como un cantautor patagónico.

Las letras de José Luis Alvarez están cargadas de un fuerte contenido social, algunas canciones intentan denunciar injusticias sociales que suceden a diario.En sus recitales nunca faltan momentos de reflexión, en donde el músico plantea su postura sobre determinados temas sociales.

Esta es la historia de uno de los tantos músicos que andan por estos valles. Músicos que empezaron desde abajo, pero con mucho esfuerzo y perseverancia lograron ser reconocidos en nuestra región patagónica.