miércoles, 27 de mayo de 2009

"Llegar con los títeres a los lugares más olvidados"


Son las diez menos cuarto de la mañana del martes 19 de mayo, a las diez quedé en encontrarme con Rafael Teixido en el “Teatro de la Estación” para hacerle una entrevista. En realidad, yo soy una persona bastante impuntual pero esta vez, como no quiero llegar tarde busco mi mp3, un cuaderno y una lapicera, agarro la bici, me pongo la campera, una bufanda (porque la mañana está bastante fresquita) y arranco.

Por suerte llego primera. Me siento en uno esos bancos largos de madera que hay en La Estación y espero… cuando ya pasaron veinte minutos pienso que ahora ya no está tan bueno haber llegado primera. Me pregunto si Rafael se habrá olvidado de cuando el lunes hablamos por teléfono y quedamos en encontrarnos a las diez de la mañana en este lugar. Miro para un lado, para el otro, pero nada. Ni rastros de este titiritero que parece haberse extraviado.

Trato de acordarme dónde me dijo que vivía Rafael para saber para qué lado tengo que mirar. Vive en Stefenelli, entonces debe venir de aquel lado, pienso en mi interior. Ya son las diez y venite, y yo sigo acá esperando. Pienso que Teixido tal vez, se olvidó de que tenía que venir y está en su casa durmiendo y yo estoy acá sentada como una boluda mirando para todos lados a ver si por casualidad lo veo llegar.

Mejor lo llamo, si eso voy a hacer lo voy a llamar. Agarro mi celular y marco el número de su casa. Me atiende Rafael y cuando escucha que soy Natalia, la chica de… no me deja terminar de hablar y lo primero que hace es disculparse porque se dio cuenta que lo estoy esperando hace veinte minutos en “La Estación”, me dice que se olvidó de la entrevista y que ya sale para acá.

Por suerte tengo un mp3 con mucha música que hace que la espera no se torne tan densa y mientras escucho un disco de Calamaro sigo esperando un rato más. En quince minutos exactos aparece Rafael Teixido en una bicicleta gris, de esas que usan los corredores. La mañana está fresca y se nota porque este titiritero viene bien abrigado. Tiene un cuellito negro que apenas me permite verle los ojos, unas polainas de lana marrones que se las debe haber tejido su abuela y un gorro, también de lana.

Teixido llega, me saluda, vuelve a pedirme disculpas por la demora y ahora si, al fin comenzamos con la entrevista.

¿Cuándo se te ocurrió que querías ser titiritero?

A mí en realidad no se me ocurrió. Se me apareció la posibilidad hace 26 años en el verano del 83 cuando me crucé con Daniel Alcoleas y Patricia Bontas que por ese entonces eran pareja y ellos me invitaron a participar de una obra de títeres.

Yo la verdad que no tenía ni idea de los títeres, ni tampoco la ilusión de ser titiritero, ni nada. A esa edad uno quiere ser músico, actor. Yo tenía 18 años, así que medio que me anoté porque éramos un grupo grande de gente, iba a estar divertido. A esa edad uno lo quiere es pasarla bien y eso iba a ser una garantía de que la íbamos a pasar lindo. Y ahí surgió la idea de hacer una obra de Juan Raul Rithner que se llamaba “La Colina de La Música”, el la escribió y también se encargó de producir la obra. Y de ahí, de ese grupo grande que éramos como 10 quedamos tres titiriteros. Daniel en Ecuador, Patricia en Buenos Aires y yo aquí. Pero nunca dejamos de hacer títeres, para siempre fue.

¿Preferís hacer títeres para chicos o adultos?

Mira, a mi me da exactamente lo mismo, bah no sé si es lo mismo. Son experiencias diferentes. Lo que si, después de muchos años descubrí que los adultos son como niños. El niño está como muy sano, es muy sabio y sabe jugar, se entrega a la posibilidad de jugar y divertirse. El adulto está un poco más bloqueado, pero si uno tiene experiencia, oficio, y sabe cómo hacerlo, el adulto también entra en esa misma instancia de la ternura del títere que es muy interesante. Me divierte mucho cuando trabajo para niños y de pronto los adultos se enganchan de la misma manera.

¿Cuánto tiempo tardás en hacer una obra?

Y depende… una parte es como que la obra empieza con los sueños, las ideas que tenemos, ideas que están ahí. Hay algunas que se olvidan, otras que se quedan y empiezan a crecer. Después se hace alguna prueba, se construye algún títere. Por ahí uno puede tardar uno o dos meses en armar una obra, pero hasta que se va desarrollando es como un largo proceso y la necesidad también de hacerlo.

¿Los espectáculos que hacés, los escribís vos?

De todos los trabajos que hago hay uno solo que no escribí, que es “Juancito y María otra vez”. Esta obra está inspirada en “La calle de los Fantasmas”, de Javier Villafañe y el derecho de autor se lo pago a Javier porque si bien yo hago una versión, estoy haciendo su obra. Lo aclaro porque hay montón de compañeros que hacen otras obras y las registran como propias.

”Juancito y María otra vez” es una obra que venís haciendo hace 20 años ya,¿ no te cansa?

Mmm no. A veces uno tiene que trabajar mucho muy intensamente y se cansa un poco. Pero no, no me cansa porque Juancito y María es como una obra muy tradicional. Capaz que acá en la Argentina la gente está un poco cansada de verla pero yo participé en festivales de Europa en donde se les presta mucha atención a los títeres tradicionales porque son títeres muy especiales y representativos. En Italia por ejemplo siempre se organizan festivales de obras tradicionales en los que a mí me gusta mucho participar.

¿ Se que estuviste viajando por varios países del mundo, ¿qué diferencia encontraste entre esos públicos y el argentino?

En realidad no cambia tanto el público en general, sino que hay como un comportamiento relativamente parecido entre los públicos de ciudades grandes, ciudades pequeñas y del campo. Los chicos de la ciudad están como… no sé cómo explicarte. En la ciudad son como más inquietos. Los niños argentinos de la ciudad en particular, son como más activos, participativos, muy autónomos, te diría demasiado. Si no les gusta una obra capaz que se te levantan y se van.
Antes, hace 60 años los chicos veían una obra en la escuela y estaban tranquilos, las maestras los formaban, los ubicaban, quizás era también porque las obras estaban escritas para esa época

Pero qué se yo… yo he trabajado en Bolivia con 800 chicos todos arriba de la montaña, los niños en filita quietitos, ninguno se movía. Eso pasa también por una cuestión de educación. Acá en un momento existió eso, ahora ya no. Ahora es todo mucho más caótico.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de viajar en bici con los títeres?

La idea surgió cuando comencé a viajar en bici. Hace unos cinco años más o menos empecé a andar en bici y después a viajar.Y viajando en la bici, (sin los títeres) empecé a pasar por lugares donde sentí la necesidad de ir, la responsabilidad de estar ahí.
Recién hablábamos de los espectáculos en otros países, yo voy a festivales de Europa en los que se invierte una cantidad infernal de dinero y los chicos tienen la oportunidad de ver cosas increíbles. Los niños europeos ven espectáculos de todo el mundo: de China, de Japón, de Estados Unidos, de Sudamérica. Ven espectáculos chiquitos, medianos, grandes.

De pronto están los chicos del campo que nunca vieron nada. Pueden pasar una vida entera sin llegar a ver nada. Y bueno que se yo… yo voy a esos lugares, me llevan a esos lugares para que los chicos me vean. La idea es llegar en la bicicleta, en coche es imposible porque es muy caro y hoy en día no existe un aporte presupuestario por parte de Cultura.

La bici es un medio económico no contaminante y considero que la gente debería andar más en bicicleta para no contaminar. El planeta se está destruyendo por la combustión del combustible sólido, por el petróleo concretamente. Las personas van a comprar cigarrillos en auto y después gastan plata en medicamentos y en médicos, ¿por qué? porque está mal, porque no va caminando.

Mi objetivo consiste en llegar a esos lugares tan olvidados de la Línea Sur, pero además difundir la bici.

Hace poco salió una nota en el diario La Comuna contando que ibas a hacer un viaje por la Línea Sur.¿Me podés contar cómo te fue en ese viaje?

Fue hermoso. Primero me compré un carro para llevar los títeres y los instrumentos. La idea era probar si el carro resistía, si podíamos llegar y si esto tenía sentido realmente. Salió todo maravilloso. Del 18 al 27 de marzo hicimos un viaje por toda la Linea Sur con mi amigo “Cacho” Giménez, fuimos desde acá a Mencué y volvimos. Dimos funciones en albergues escolares y plazas. Fue una experiencia maravillosa, imagínate que estos chicos nunca ven nada y nosotros llegamos hasta allá con nuestras ropas coloridas a compartir nuestra música, historias, cuentos.

Ahora estamos organizando dos viajes más, uno para noviembre y otro para marzo del año que viene.La idea para las próximas visitas es poder conseguir auspiciantes para poder prolongar el viaje.

Yo hago este tipo de viajes porque por un lado me une la cuestión artística, tener la posibilidad de ir a estas escuelas albergues que están en lugares inaccesibles para vehículos normales, pero una bicicleta puede pasar sin problemas. Y por otro lado, soy un apasionado de la Linea Sur. Hay lugares maravillosos que uno ni se imagina y están ahí, a solo diez kilómetros de la ruta que parece tan monótona y aburrida. Yo eh tenido la oportunidad de recorrer varios paisajes del mundo y te digo que realmente la Linea Sur es increible.

Otra cosa que queremos es documentar todo el viaje. Tenemos fotos y videos que esta semana (cruzo los dedos) espero poder subir a nuestro blog.

¿En qué anda Rafael Teixido en estos momentos?

Bueno…estuvimos terminando un espectáculo con Valeria Fidal, “Doña Sonia Dora la Tejedora" que fue un trabajo que hizo Valeria, lo creamos en conjunto y yo hice la dirección. Por estos momento también estoy retomando un personaje que yo hacía en el Programa de radio “Mateando con Tiempo”, durante los años 2000 y 2005 llamado “Secundino Hilarión”.

Secundino es un abuelito que cuenta cuentos populares, tradicionales, toca la guitarra y canta. Es un paisano que ha participado en distintos festivales de foclore yprogramas de radio. La idea concretamente de aquí a un par de meses es llevar este personaje al teatro.

Hay mucha gente que lo conoce a Secudino, aunque sea un personaje bastante anónimo. La idea es llevarlo al formato de obra de teatro para que todos lo conozcan. Otra de las cosas que quiero hacer es que este abuelito viaje junto a “La Bici de los Títeres” con su folclore y sus cuentos tradicionales para el campo.

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